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Hay hechos, por lo menos en el fútbol, que sólo pudieron
haber ocurrido en épocas de antaño. Ejemplo
claro de esto es el caso del jugador inglés Sir Stanley Matthews
quien alcanzó el récord de longevidad futbolística
al retirarse a la edad de 50 años después de
haber jugado 1422 partidos, 22 años con la selección
de Inglaterra, 34 años en la liga inglesa (siempre en primera
división exceptuando dos temporadas que lo hizo en segunda).
Para considerar no menos curiosa esta anécdota debemos recordar
además que fue el primer jugador sobre el que recayó
el "Balón de Oro" europeo (1956), nunca fue expulsado en
toda su carrera y fue nombrado "Sir" con la orden de caballero del
Imperio británico en 1952, siendo el primer jugador
en actividad que logra |
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dicho reconocimiento.
Conocedor de la gloria en el último tramo de su dilatada
carrera, Sir Stanley Matthews (o "drivling-man"), maravilló
al público sajón en dos clubes que lo tuvieron entre
sus arcas: Stoke City (1931- 1942/1961-1965) y Blackpool (1947-1961).
En esta última institución consiguió su
único título con un club a la edad de 38 años
cuando ganó la "FA Cup" inglesa en 1953. La obtención
de este título fue recordada por el mundo futbolÌstico:
el rival del Blackpool fue el Bolton Wanderers que en la primera
mitad del partido ganaba 3 a 1, las cosas estaban muy mal
para el club de Matthews que ya pensaba en una tercera final
perdida (ya había perdido otras dos en 1948 y en 1951),
pero fue entonces cuando surgió nuestro héroe
capaz de resolver el partido con sus brillantes intervenciones.
Faltando dos minutos para que termine el partido, cuando el Blackpool
perdía 3 a 2, Matthews, en dos ocasiones idénticas,
dejando a tres contrarios en el suelo, envió sendos
centros que fueron aprovechados por Mortansen, primero, y
Perry, a continuación, para establecer el definitivo
4 a 3. Tal gloriosa final fue festejada por la prensa primero
(la final fue denominada "The Matthews Final", "La final
de Matthews") y por la corona británica quien, como recordamos
anteriormente, lo nombró "Sir" ese mismo año.
En la trayectoria internacional de Sir Stanley Matthews es de destacar
sus dos mundiales (1950 y 1954). Sumó con la casaca
inglesa 54 actuaciones y se alineó en diversas selecciones
británicas que se enfrentaron, en partidos conmemorativos,
a otras del "Resto de Europa". Siempre estaba presente en estos
grandes acontecimientos donde demostraba su gran categoría,
por este motivo fue que en 1956, a los 41 años, ganó
el "Balón de Oro" europeo superando en la clasificación
a Di Stéfano (Real Madrid) y Kopa (Real Madrid). A los 48
años Sir Matthews no se da por vencido y, quizá por
la angustia de abandonar la única tarea que supo en
su vida hacer o por la voluntad que lo caracterizaba, decidió
volver al Stoke City que siempre había suspirado por recuperar
a su hijo pródigo. Con su vuelta, el club de sus comienzos
logró el ascenso a Primera División. Ese mismo
año, 1963, Stanley fue nombrado "futbolista del año"
por segunda vez (recordemos que la primera había sido
en 1948).
Dos años más tarde, el 28 de abril de 1965,
en el marco de una multitud, el estadio del Stoke fue el escenario
de un partido entre una selección de Gran Bretaña
y una del "Resto de Europa" que significó el adiós
oficial de Sir Matthews, entre los jugadores mas destacados
que participaron del match se encontraban: Di Stéfano,
Lev Yasin, Ferenc Puskas y Ladislao Kubala. El partido finalizó
6-4 favorable al "Resto de Europa". Pero el resultado era lo de
menos, lo importante era rendir homenaje a un jugador "modelo"
que ponía fin a una impresionante trayectoria.
En la víspera del amistoso que disputaron Inglaterra y Argentina
en Wembley, en Febrero del 2000, la muerte sorprendió
al anciano Stanley en su propia casa. Aunque brilló
en tiempos donde los jugadores de fútbol no ofrecían
una figura atlética, hoy sería inimaginable concebir
un jugador de 50 años que no muera en la cancha de un
ataque cardíaco, no faltará quien recuerde a este
"matusalén" del fútbol quien buen caso hace del dicho:
"los años no vienen solos...". Por supuesto que no vienen
solos, vienen, para Sir Stanley, llenos de gloria y reconocimiento.
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